
Dic 1999
Cito a Philipp Lersch de su libro “El hombre en la actualidad”. “Todo aquél que frente a un destino profetizado no está dispuesto a capitular con fatalista resignación ni a cruzarse de brazos o dejar transcurrir su vida en una suicida indiferencia; todo aquél que no se satisfaga con una inconsciencia superficial apta sólo para acudir a las necesidades cotidianas de la vida individual, éste digo, frente a la situación presente deberá sentirse invitado a reflexionar si nos queda la posibilidad de salir del callejón sin salida y de dar al futuro del hombre occidental una estructura distinta y mejor de la que nos pintan los profetas de la decadencia.”
Estas palabras escritas hace más de cuarenta años plantean una encrucijada actual, porque quién puede aseverar que en algún momento de su vida no se ha cruzado de brazos fatalmente resignado en lugar de hacer un nuevo intento para dar lugar a la esperanza, o que no se ha comportado con suicida indiferencia ante la mirada necesitada de algún semejante. Quién puede decir que alguna vez no agotó su búsqueda en ese palmo superficial que aquieta y adormece las conciencias.
Sí, actitudes estas que forman parte de nuestra condición humana, paradojal, imperfecta, impredecible. Pero por esa misma condición buscamos sentido y verdad, somos capaces de amar, de ser felices y hacer felices a los demás.Podemos sentir nuestra interioridad y expresarla. Mientras esto ocurra podemos decir que aún hay esperanza.O acaso alguien puede afirmar que alguna vez no ha abierto sus brazos para reconfortar al sufriente contra su pecho, o que al ver las lágrimas de quienes ama no ha deseado que ellas rodaran por sus propias mejillas, o quizá haya creído encontrar en otros ojos, así como al pasar, un destello de su propia mirada.
Prof. Pedro Poblet